Segunda Parte: Arte de las Vidrieras

El arte de las vidrieras ha evolucionado a lo largo de la historia, siendo el periodo gótico el más esplendoroso de este arte. A continuación presentamos una sencilla revisión de los periodos más interesantes del vitral.

 

Vidrieras Románicas:

Los vitrales románicos se caracterizan principalmente por contar con una sola figura o personaje de rasgos muy marcados. Otra característica son los medallones en los que habitualmente se reproducían escenas de la biblia o la vida de los santos y que podían ser ovalados, cuadrados o redondos y estaban rodeados de una estructura de fierro.

Este arte se expandió por Italia, Francia, Inglaterra y Alemania. Ejemplo de ello son la catedral Le Mans (Francia), la catedral de Augsburgo (Alemania) y la catedral de York (Inglaterra).

Vidrieras Góticas:

En el periodo gótico las vidrieras pasan a tener el protagonismo total en las iglesias, reemplazando en importantes ocasiones incluso a la pintura. La nueva arquitectura construyó grandes capillas con amplios ventanales, donde los vitrales servían también protección, iluminación y el medio iconográfico artístico.

Este periodo se caracteriza por la incorporación de una nueva técnica llamada “el amarillo de plata” que permitía un mayor cromatismo, al pintar los vidrios con diferentes tonos amarillos, suprimiendo los plomos. En esta época también se incorporó el vidrio doblado o plaqué, que daba mayor luminosidad a las catedrales.

Los vitrales más importantes de la época gótica las podemos encontrar en Francia con la catedral de Sainte-Chapelle, que se caracteriza por la perfección de la técnica del vitral. El Rosetón de Francia es uno de los más destacados de esta catedral con su flor de lis dorada, además del vitral del Zodíaco que muestra a un hombre de tres cabezas, simbolizando el pasado, el presente y el futuro.

Catedral Sainte Chapelle Francia

Vidriera Renacimiento:

El Renacimiento fue una etapa de transición, ya que a diferencia del gótico, este arte se vio desplazado por la pintura y la fascinación por la figura humana. El trabajo en los talleres de vidrieras disminuyó de manera importante, siendo prácticamente los talleres de estilo flamenco los únicos que seguían conservando su prestigio.

Respecto a la técnica, este arte comenzó a ser ejercido por pintores quienes utilizaron tonalidades más claras para dar mayor luminosidad a las iglesias. También se aplicó el desarrollo de la perspectiva, dando mayor profundidad de campo a los diseños.

Ya en el siglo XVII y XVIII el arte de las vidrieras comienza a decaer, los diferentes conflictos religiosos de la época terminaron por acabar con este tipo de arte. Sin embargo, en el siglo XIX con la llegada del romanticismo y su mirada nostálgica hacia el pasado el vitral experimentará un resurgimiento.

Vidriera en el S. XX

Con la llegada del modernismo el arte de las vidrieras se consolidó, creciendo hasta llegar a los talleres de autor que impregnaban las obras con su propio sello. La arquitectura incorporó materiales de cemento, hierro y acero, abriendo nuevos espacios para el arte de las vidrieras, las que se incorporaron en casas y edificios civiles.

Dentro de los artistas que se han destacado en el ámbito del vitral encontramos a Fernand Léger quien diseñó los vitrales de la iglesia del Sagrado Corazón, de Audincourt. También se encuentra Marc Chagall famoso por los vitrales del Hadassah-Hebrew University Medical Center, en Jerusalén.

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