Un tejido copto nos desvela sus misterios.

A lo largo del curso, nos llegan al taller multitud de piezas muy interesantes. En esta ocasión queremos hablaros de un caso único y muy emocionante: la restauración de un fabuloso tejido copto, datado entre los siglos IV y VIII dC. Tuve el honor de tener en mis manos este delicado testimonio que a medida que me permitía trabajar con él, me desvelaba su historia.

Los tejidos coptos ofrecen testimonio directo sobre las formas de vestir, el arreglo de interiores y ornamentos litúrgicos de la época. Los coptos son los cristianos que habitaron en tierras egipcias cuando esta religión se impuso en esa zona en el siglo IV. Por este motivo, no eshasta entonces que aparecen tejidos con iconografía cristiana.

Este tejido en concreto, se trata de un medallón de lana teñida y elaborada con un sencillo ligamento de tafetán. Presenta la figura de Cristo en el centro y, alrededor, dos o más símbolos coptos vegetales y animales como el pez: uno de los símbolos más importantes de los primeros cristianos.

La lana y la torsión de los hilos en forma de “S” que presenta este ejemplar,  eran característicos de la región de Egipto. En las zonas limítrofes a Egipto, como Oriente Próximo o Grecia, la torsión habitual es en “Z”.

El tejido estaba adherido con engrudo natural sobre una tela de sarga y sobre un cartón. El engrudo natural, posiblemente de harina, había traspasado el tejido copto, por lo que estaba lleno de manchas blancas y las fibras impregnadas resultaban rígidas, ácidas y quebradizas.

El tejido presentaba acidez transmitida por el soporte de cartón, oxidación de las fibras, multitud de desgarros y modificaciones en el montaje de los fragmentos, polvo y suciedad superficial carbonatada.

Se retiró mecánicamente el tejido original de la tela a la que estaba adherido. Después de realizar pruebas de solubilidad en todos los colores y se comprobó la resistencia de los hilos, se retiró la parte más superficial del engrudo mecánicamente.

Para el engrudo atrapado entre las fibras, se optó por compresas de enzima amilasa que rompen las moléculas de almidón y facilitan su limpieza, sosteniendo el tejido mediante alfileres y agujas de acupuntura.

Se realizaron varias limpiezas por capilaridad mediante papeles secantes para retirar la suciedad superficial.

Para la presentación final, se optó por coser el tejido mediante hilos de seda en un fondo de tela de lino en color neutro.