Restauración de Niño Jesús obra de Ramón Amadeu

 

En la clase de restauración de Escultura Policromada,  los alumnos han restaurado un Niño Jesús, obra del escultor Ramón Amadeu Grau, procedente de una colección particular.

Ramon Amadeu i Grau (Barcelona, 1754-1821), es considerado el representante más prestigioso del pesebrismo en Cataluña. Fué discípulo de Josep Trulls en Barcelona y  posteriormente en Valls, de Lluís Bonifas. En el 1770 ingresó en el gremio de escultors de Barcelona y dos años después pidió ser admitido en la Academia de San Fernando de Madrid, hecho que consiguió en el 1778, quedando así libre de las limitaciones gremiales. Como pesebrista, fué  un escultor popular que recogió la tradició barroca y popularizó el arte a través de figuras de terracota policromada, de influencia napolitana, caracterizadas por su acusado realismo.

Este escultor se especializa en figuras realizadas en barro cocido, posteiromente policromadas, como podemos observar en este Niño Jesús, donde se pone de manifiesto el rasgo más característico de este artista: el naturalismo expresivo.

La escultura en general se conserva en buen estado, presentado como patologías  una intensa suciedad superficial, que hace cambiar el aspecto exterior, y pequeñas perdidas puntuales de soporte y capa de policromía debido a su manipulación. Cuando llegó al taller de restauración, se realizó un estudio previo de la pieza para observar su estado y así decidir el criterio a seguir. La conclusión fué que la conservación del original era muy buena y que iba a permitir un gran trabajo de conservación.

Catas de limpieza

                                         

                                      

 

Tras la realización de pruebas y catas de limpieza se optó por una mezcla acuosa gelificada de Paolo Cremonesi, la cual nos permitió hacer una limpieza controlada y no tóxica,  tanto para la pieza como para el restaurador. El criterio a seguir fué arqueológico, donde se observa soporte visto, mínimas intervenciones cromáticas y ninguna volumétrica.

El mayor problema que se presentó fué que uno de los ojos de vidrio se encontraba en el interior de la cabeza, el cual se tuvo que recolocar con ayuda de pequeñas herramientas. Posteriormente se le inyectó un adhesivo para fijarlo en su lugar.

Después de la intervención de conservación-restauración la obra ha adquirido más valor por el descubrimiento de la grandeza de la policromía que le da mayor realismo y expresividad.

 

 

 

 

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